Nuestro logo

La Asociación de Bibliotecólogos del Uruguay tiene como insignia un símbolo compuesto por la letra griega Beta rodeada por dos círculos concéntricos, entre los que se desarrolla el nombre de la institución con mayúsculas y minúsculas, en fuente Times New Roman y color verde inglés sobre fondo blanco. Este logo fue utilizado ininterrumpidamente en las sucesivas etapas de la asociación, desde su fundación como Asociación de Bibliotecarios Diplomados del Uruguay en 1945 hasta su denominación y personería jurídica actuales, con mínimas variaciones a lo largo del tiempo.
Llamado a concurso
A poco tiempo de su instalación en 1945, la Comisión Directiva llamó a concurso abierto para propuesta de una insignia y designó como jurado a las siguientes personas: la socia honoraria Dorothy M. Gropp, los artistas plásticos Herrera Nebel y José Belloni: por la Comisión Directiva Luis Alberto Musso: y los socios Elsa Trinkle, Enrique Erro y Pedro Strapetti. (No contamos con el nombre completo del Sr. Herrera Nebel pero sabemos que su hermana, Dora Herrera Nebel, es socia fundadora).

Este ilustre tribunal entendió que las cinco propuestas presentadas fueron insuficientes aunque una, del socio José Blankleder (quien según la Memoria Anual de 1945, presentada en la Asamblea general con número de acta 8, fue también quien propuso la idea), era conceptualmente interesante y sería aceptable con ciertas modificaciones. Por razones que no trascienden en las actas este socio no realizó las modificaciones propuestas y el concurso se declaró desierto, según consta en el acta no. 34 del 30 de octubre de 1945 (idem, p. 46.)
Una solución alternativa
La Directiva entendía que la insignia era un problema importante y en el acta no. 35, del 11 de noviembre de ese mismo año se estudiaron dos propuestas presentadas por miembros de la propia Comisión: Luis Musso Ambrosi e Iris Cabezudo Spósito. El acta no incluye los diseños pero los describe con lujo de detalles:
“(…) El Sr. Musso bosqueja en el pizarrón su idea que consiste en un libro abierto, y delante, cubriéndolo, una ficha matriz, transparente, que permite ver el libro; algo así como el espíritu o espectro de la ficha. Especifica el Sr. Musso, que nuestra Asociación tiene carácter técnico y que el mejor símbolo (…) es la ficha matriz o “united card». La Srta. Cabezudo presenta la suya, dibujada con tinta china sobre papel blanco y repetida diez veces con distinto colorido en cada una. Consiste esta en un círculo en cuyo centro está dibujada, grande, la letra griega beta, y a cuyo alrededor está escrito, completo, el nombre de la Asociación. (…) Como el libro es la base de la Bibliotecnia y el origen del vocablo libro está en la palabra griega “byblos», la inicial de esta palabra, la bonita letra griega beta, le parece muy adecuada como distintivo para los bibliotecarios (…)“.

Si bien la Comisión inclinó sus preferencias por la segunda propuesta dejó la decisión en manos de la Asamblea General, cabiendo la posibilidad de estudiar nuevos proyectos presentados en el momento por otros socios.
Adopción de la insignia
Dicha Asamblea tuvo lugar el 11 de enero de 1946 y al tratarse este punto se consideró, además, la propuesta de José Blankleder. La información disponible no permite saber si es la misma que presentó al concurso o no, pero la agrupación presente encontró motivos para descartarlo.
“A continuación se presentan los proyectos: Uno es de la Srta. [sic] Blankleder y consiste en un libro abierto circundado por el contorno de la República (…) la Asamblea opina que es un motivo muy visto y recuerda que la Universidad del Trabajo ha adoptado uno parecido. El Sr. Musso dice que no realizó la idea que presentó en la Comisión Directiva, porque considera que será de realización más sencilla la idea de la Srta. Cabezudo.(…)”

Los asambleístas votan unánimemente por esta última opción y encargan a la autora y a otra socia, Haydée Gutiérrez Bidegain que ultimen detalles sobre los colores. El característico verde inglés que utilizamos actualmente vendría mucho tiempo después.

En la siguiente sesión de la Comisión Directiva se deciden algunas acciones sobre esa insignia. Se asigna a la socia María Emilia Smith de Toledo la tarea de encargar las planchas de imprenta (los «clichets» y cuño de bronce) para posteriormente imprimir la papelería membretada necesaria: hojas, impresos, tarjetas, sobres. No se menciona aquí, ni en instancias posteriores, el costo de estas acciones, por lo que cabe suponer que las financió ella misma.

Registro de propiedad intelectual
Unos meses después la creadora decide registrar en la Biblioteca Nacional esta insignia y toma la curiosa decisión de hacerlo a su nombre.
Diario Oficial, p. 570C, 27 de abril de 1946
Aunque el depósito lo realiza en marzo recién a fines de abril informa que “(…) abonó, de su propio peculio, los gastos creados por la inscripción de la insignia (…) en el Registro de Propiedad Artística y Literaria, por un total de cuatro pesos y cincuenta centésimos». Se instruye a la Tesorera, Luisa Bonasso restituir el dinero desembolsado por ese concepto pero surge una idea alternativa de procedimiento.
“El Sr. [Efraín] D’Elía expresa que la inscripción pudo haberse hecho a nombre de su autora y ésta donar sus derechos a la Asociación. La Srta. [Martha] Scarone manifiesta su conformidad con esa idea y expresa que la donación debe ser hecha por escrito. La Srta. Cabezudo dice que se asesorará al respecto.”

En actas posteriores se señala que teniendo la Personería Jurídica, el registro pudo hacerse a nombre de la Asociación y se le pide que ceda los derechos, tema que figura repetidamente hasta que el día 14 agosto Iris Cabezudo exhibe documentación probatoria de la cesión de derechos. No localizamos en el Diario Oficial registro de esta tramitación.
“La Srta. Cabezudo informa que con el certificado que le fue entregado por la C. Directiva, consiguió en la Biblioteca Nacional con fecha 31 de julio el certificado de Derechos de Autor por la insignia, y que con fecha 6 de agosto hizo cesión de esos derechos a favor de la Asociación (…) Exhibe los respectivos certificados como constancia e informa que los derechos de cesión consistente en $5.00 (cinco pesos) y $1.00 (un peso) de sellado y timbre los dona a la Asociación.
La Srta Scarone propone la entrega de una medalla de plata – como estaba establecido en las bases del concurso – a la Srta. Cabezudo por la labor realizada. Se acepta por unanimidad».

No contamos sin embargo, con certeza de que se haya concretado la entrega de la medalla en ese año o el siguiente; las finanzas estaban muy ajustadas y no figura dicha entrega en actas de Comisión Directiva o Asambleas, ni en los balances contables.
Lo que sí nos llega, en el Balance del período abril 1946-1947 presentado a la Asamblea General en marzo de 1947, en las Salidas: «Trámite derecho autor [sic] de insignia de la Asociación y su publicación en el Diario Oficial», por valor 4 pesos con 50 centésimos. No coincide con los gastos declarados por Iris, ni encontramos en el Diario Oficial registro del trámite por la Asociación, por lo que solo podemos conjeturar en torno a esta decisión.

La vida de Iris Cabezudo Spósito estuvo marcada por un hecho de pública notoriedad bastante anterior a su paso por la bibliotecología nacional, y cabe preguntarse si sus compañeros estarían al tanto de los mismos, y si ese conocimiento afectaría el vínculo con sus compañeros de aquella época. Participó muy activamente en los primeros años de vida de la Asociación pero la última participación suya (que localizamos) es una asistencia a una asamblea en 1952.
Independientemente de estas consideraciones, intentamos en esta breve investigación recordar y agradecer su talento creativo y su compromiso con esta profesión que, sin saberlo, nos acompaña todos los días.

Evolución
Si bien en esencia continúa siendo el mismo logo, ha sufrido algunas alteraciones con el tiempo que iremos relatando a medida que los identifiquemos.
En 1949 la Asociación publicó un folleto informando de la actuación reciente. Allí el logo ya tiene una pequeña diferencia difícil de notar a simple vista: el texto circundante es Asociación de Bibliotecarios D. del Uruguay.

Así como se trasluce en las actas de la Asamblea de socios al culminar su primer quinqueño la Comisión Directiva y los asociados comenzaron a prescindir de la palabra «Diplomados», refiriéndose a sí misma como la «Asociación de Bibliotecarios del Uruguay». El dilema entre una asociación profesional y un sindicato rama de actividad estaba laudado, y al predominar la primera opción la palabra excluyente, simplemente, fue cayendo progresivamente en desuso.
Si bien en la práctica la asociación cambió de nombre antes de comenzar la década de 1950, en los hechos esto sucedió con el cambio de estatuto aprobado en 1963. Allí el texto pierde una letra y pasa a decir Asociación de Bibliotecarios del Uruguay.

Opciones alternativas
Durante la década de 1950 un subgrupo de relaciones públicas, la Comisión de Acción Cultural, tuvo a su cargo gestionar la presencia de la Asociación en los medios de comunicación, tarea que realizó diligentemente. De esa época sobreviven notas de prensa escrita, pero también hubo presencia regular en espacios de radio y más adelante, intervenciones en programas de televisión. Así lo testifica esta pequeña noticia publicada el sábado 28 de octubre de 1950 en el periódico El Bien Público.

La mencionada comisión utilizó un logo propio en sus comunicaciones, totalmente distinto al que identificó a la Asociación desde su comienzo.

El logo consiste en una perspectiva 3/4 de un libro apoyado, observándose su lomo inscripto con las letras A. de B. D. del U. y una perspectiva de las tapas, la cabecilla y el corte superior (suponemos). Sobre este se observa un semicírculo del que emergen líneas con punto de fuga en el centro de la imagen, representando un sol naciente, sobre el que se desarrollan en arcos concéntricos las palabras Comisión de Acción Cultural.
No hemos encontrado menciones en las actas quién es el o la artista creadora, ni textos justificando esta identidad visual y su diferencia con la institucional; su poca utilización y la desaparición de la Comisión como tal señalan un período breve, aunque fermental, en la vida de la Asociación.
Publicación: 26 de enero de 2025. Última actualización: 16 de febrero de 2025.